Nunca imaginé que aquella tarde mi vida diera un giro tan grande que fuese casi imposible describirlo. El 20 de septiembre de 2017, el huracán María nos hizo pedazos a todos de mil maneras distintas y por primera vez en mi vida sentí que estaba viviendo algo que no sabía como manejarlo.
Hoy, un par de meses después de vivir esta pesadilla, he decidido retomar este blog y escribir un pequeño artículo. Pero también he querido hacerlo de una manera especial y por eso he invitado a un grupo de buenos amigos a que cada uno acompañe mi escrito con una imagen de como ellos vieron «María» a través del lente de sus cámaras.
«El Ojo de María», es la mirada de un grupo de talentosos amigos que me deleitan a diario con las imágenes que publican en Instagram y Facebook. Entre ellos hay Fotoperiodistas, Directores(as) de cine, Diseñadores Gráficos, Redactores, Street Photographers, Cinematógrafos, Fotógrafos Comerciales, Artistas Plásticos, Profesores de Fotografía, Fotógrafas de Moda y otros que simplemente aman la fotografía como yo. Lo que todos sí tienen en común, es la pasión de crear imágenes y un ojo que me encanta.






El huracán María ha sido una experiencia que jamás olvidaré. Las redes sociales y la radio explotaron como los principales medios capaces de sobrevivir la embestida sin misericordia de este fenómeno. El cuento del lobo se había hecho realidad y fueron tantas las veces que me lo contaron y que nada pasó, que esta vez al igual que muchas otras, no tenía dudas de que en la recta final esta cosa monstruosa sería detenida por el Yunque, los extraterrestres, Las Tetas de Cayey, Yuquiyú o cualquier otro de esos superpoderes que por años nos han protegido. Sin embargo…no fue así.





Mientras María se acercaba más a nuestra islita, las noticias sobre la fuerza de sus vientos parecían duplicarse y las pulgadas de lluvias que caían se escuchaban como si fuesen metros en las voces dramáticas de los meteorólogos. Recuerdo el momento específico donde mi fé, mi inocencia y mi ignorancia dejaron de protegerme y por primera vez me dije a mi mismo…»esto se jodió big time».
También recuerdo que reviví en mi cabeza la experiencia que había vivido en «Hugo». Sin embargo, mis pensamientos no eran sobre el huracán pasando sobre nosotros con toda su furia, sino sobre los días después del mismo. Como, en aquella época, me había tirado hasta Ocean Park y me había cruzado con un pana remando en su Kayak por la McLeary o como me había impresionado la destrucción que había por todo aquel camino lleno de árboles, ramas y postes tirados por el piso. Mi preocupación no era resistir a un nuevo «Hugo», sino sobrevivir lo que nos tocaría vivir después.







El día que María viró nuestras vidas de cabeza, se hizo eterno para mí. La velocidad de traslación de esta cosa fue uno de los primeros castigos que tuvimos que soportar. Aquello era interminable y recuerdo que de vez en cuando echaba un ojito por la ventana para ver como los árboles de mi patio parecían hacer sit-ups.
Cuando por fin todo acabó, estaba ansioso por ver cual era el resultado de aquello y por otro lado aliviado de que ya había pasado. El proceso de descubir las «sorpresas» que nos había dejado a su paso no parecía tan horrible cuando abrí la puerta de mi casa, pero a medida que empecé a caminar y llegué a la Ramírez de Arellano, era como ver una de esas escenas de lugares desvastados por la guerra. María había sido nuestra guerra y una bastante dura. Los días, semanas y meses que a todos nos ha tocado vivir, no tienen precedente en nuestra historia.








Hoy, mientras escribo este artículo, algunos de nosotros la estamos pasando un poco mejor, pero muchas personas a través de la isla no tienen luz, agua y en muchas ocasiones poco o nada que comer.
El impacto de este fenómeno nos enseñó muchas cosas. Algunos tuvieron que tomar decisiones grandes y dejar todo sin mirar atrás. Algunos volverán y a otros no los volveremos a ver de nuevo. Muchos perdieron sus empleos, sus negocios y otros vivieron situaciones muy fuertes por tener condiciones delicadas de salud o familiares muy enfermos. Muchos…más de los que fuimos capaces de contar, fallecieron.
Lo que hemos pasado está heavy….duro de verdad. Por otro lado, la gente se está hablando en las calles y mirándose a las caras en vez de a los teléfonos. Se han formado grupos que se asignan tareas y responsabilidades para ayudarse y protegerse uno a los otros. Por primera vez en muchos años, somos todos iguales, padeciendo de lo mismo y no nos queda otra que darnos la mano.
No se confundan, tampoco me quiero poner muy poético. Por supuesto que este huracán de mierda nos quebró sin piedad los árboles, el corazón y el bolsillo, pero también nos dejó ver un par de cosas buenas que se nos había olvidado que llevábamos por dentro.
Ojalá que mi memoria no sea corta y me convierta nuevamente en un zombie de mi teléfono. Ojalá no caiga de nuevo en la trampa de etiquetar a la gente o de hacerle caso a tanto comentario pendejo de gente que vive bien a costa de dividirnos todos los días.
Esta experiencia que estamos viviendo es la única herramienta que nos queda para desempolvar al verdadero pueblo que llevamos por dentro. La trayectoria destructiva de María ya pasó, pero la trayectoria que nos hemos trazado en estos dos meses es histórica. No nos desviemos…no la abandonemos.
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© 2017 Carlos Rubín
May burno
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Gracias!
Sent by Carlos Rubín
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Vivi el mismo sentimiento de devastación como si una guerra nos hubiera acabado como sociedad, mientras días tras días se veían helicópteros y camiones del Ejército por donde quiera que pasaba. El área Norte en especial La fauna y flora fue lastimada tristemente.
60 días sin luz me llevaron a acostumbrarme a la necesidad tan es así que llegó y me quedé por una semana más utilizando mi negrita de playa con hielo para guardar lo frío…asi quedé emocionalmente que no me Di cuenta que podía volver a la normalidad.
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Gracias.
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Excelente , me transporté y viví através de tu escrito lo que ustedes vivieron y aún siguen padeciendo.
Muchos de mi familia esán allá
Aún sigo incomunicada con algunos de ellos. Me alegra ver en los medios como éste, que poco a poco, van resurgiendo y celebro cada vez que veo algún amigo y saber a pesar de todo siguen echando hacia adelante.
Nuevamente, como todo lo que escribes, me envanta ésta idea que has tenido. Muchzs bendiciones
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Muchas gracias por leer mi artículo y por tu
comentario. ¡Muchas felicidades y cosas buenas para el próximo año!
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Como nos cambió la vida. Soy de San Lorenzo y el ojo pasó sobre todo mi pueblo. Cada vez que se va la luz siento la misma ansiedad que hace un año atrás .
Lo material se remplaza pero lo emocional quedará latente por muchas generaciones. Como siempre, excelente trabajo. #soytufan
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