Hay veces que veo algo pasando y logro tomar una buena foto, pero hay otras que me fijo en el que está viendo lo que está pasando y termino con una mejor foto todavía.
Capturar una emoción en una imagen no es algo que ocurre todo el tiempo cuando estás tirando en la calle. La vida se va desdoblando ante tus ojos de manera espontánea y si tienes la suerte de estar ahí, en el lugar y el momento correcto, te llevas contigo mucho más que una foto, te llevas un pedazo de la vida de alguien que no se va a repetir y eso es una recompensa muy grande cuando regresas a esa imagen un tiempo después y la contemplas de nuevo.


He aprendido que en la calle te puedes encontrar con muchas historias si tienes la paciencia de esperar. Antes solía caminar persiguiendo a las personas, esperando que hicieran algo o que pasara alguna cosa que pudiera retratar, entonces me di cuenta que había otra manera que podía darme mejores resultados que retratarle las espaldas a un montón de personas mientras caminaban.
En vez de perseguir a la gente decidí quedarme en un mismo lugar y en algún momento la vida llegaría allí, justo donde estaba, pero también debía aprender a vencer el miedo para poder apuntar mi cámara y capturar ese momento preciso que no se iba a repetir.


Muchas veces cuando llego a un lugar que me gusta, ya sea por su color, por la luz que entra, por su textura o por la personalidad que tiene, me quedo ahí, tiro varias fotos buscando el mejor ángulo, el encuadre más interesante y después me lleno de paciencia con la esperanza de que algo bien cool sucederá. Las fotos que enseño en este pequeño artículo son producto de este método de trabajo.
Aunque estas son fotos «candid» porque la historia que cuentan sucedió sin planificarse, por otro lado son fotos que tuve cierto control sobre ellas porque resolví algunos elementos de las mismas antes de que la situación ocurriera. En todas tuve la oportunidad de escoger donde sentarme, verificar que mi exposición fuera la correcta y que óptica usar para las mismas. Lo que ocurrió después fue un regalo de la vida.



Aunque el street photography puede ser cualquier cosa que esté relacionada a la condición humana, para mí no hay una satisfacción más grande que incluir gente en las mismas y que estas estén mostrando emociones con las que todo el mundo pueda identificarse. Las fotos que más me emocionan, son las que me muestran las emociones de las personas que retrato 🙂
Que chevere se siente leer sobre lo que te emciona…
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