No, claro que no es lo mismo. No puedo cambiar los lentes y jamás la calidad será igual que la de mi cámara «de verdad», pero nunca se me olvida tenerla conmigo y nadie se da cuenta de que le estoy tirando una foto.

Al momento de escribir esto todavía ando por el iphone 6, pero después de ver lo que puede hacer mi hija con la cámara de su iphone 7, estoy a pelito de ir a buscar el mio también, aunque me cueste empezar otra ristra de pagos mensuales.

Hace dos años, cansada de escuchar mis quejas todo el tiempo de que no podía hacer «street photography»con una Canon 5D del tamaño de una metralleta, mi esposa generosamente donó su bono navideño a la causa y una mañana puso en mis manos una preciosa Fuji x100s.

Aunque pudiera escribir 10 páginas completas sobre las bondades de esta joyita, lo único que diré es que por fin podía salir de nuevo a la calle con lo más parecido en tamaño  a mi antigua Leica M6.

Si, ya sé lo que dirán los fiebrús de la Leica. No, no estoy comparando una cámara con la otra pero por lo que valen dos tornillos y el strap de una Leica, podía de nuevo tener una cámara compacta que se notara poco, completamente digital y con un «color rendition»espectacular. Los colores de mi Fuji son otra cosa.

Pero poco a poco empiezas a dejar la Fuji en la casa porque tienes miedo de perderla por ahí, que se caiga al piso o que te la roben y como a la vida le importa poco todo eso porque tiene que continuar, no te queda más remedio que sacar el iphone de tu bolsillo y hacer lo mejor que puedas con la herramienta que tienes en la mano.

En un mundo donde cada día mostramos más y más nuestro trabajo de manera digital, la resolución del teléfono es suficiente para que la imagen se vea aceptable. Claro, el que ha tenido un print en sus manos bien hecho, sabe que un file con una imagen jamás será una fotografía. Cuando tienes un print en tu mano, cuando tu creatividad se convierte en un objeto tangible que puedes tocar y colgarlo en la pared para admirarlo todos los días, no solo tienes una imagen, tienes una pieza de arte llevada a su máxima expresión y que además tiene valor.

Por otro lado el teléfono tiene su conveniencia.  Primero es muy fácil apuntar a alguien y que al verte piense que solo estás «scrolling» tu Facebook o tirándole una foto a cualquier otra cosa que está cerca. Con un lente relativamente «wide», puede parecer que estás apuntando a otro lugar y aún tener al sujeto dentro del cuadro.

Cada día las cámaras de los celulares mejoran en calidad. La cámara del nuevo iphone 7 (el Plus nada más creo) es capaz de controlar la profundidad de campo a través de la combinación de dos cámaras y recrear de esta forma el «fuera de foco»que vemos en muchas fotografías profesionales, particularmente retratos. Este es un efecto muy cool que antes no se podía hacer con un celular.

La cosa no se queda ahí. El año pasado durante mi visita a South by Southwest compré un case para mi iphone que tiene varios lentes integrados al mismo a través de un sistema estilo «turret» como las cámaras de cine antiguas. En vez de estar cambiando lentes, solo giras una pieza  para poner en posición el próximo lente que quieres utilizar.

Este sistema de lentes al igual que otros que hay disponibles en el mercado, van desde wide angle y zoom hasta lentes macro para retratar a una hormiguita tumbándose un granito de azúcar de tu cocina.

Aquí los dejo con una serie de fotos hechas con mi iphone 6. Todas sin ningún tipo de planificación, simplemente vi algo que me gustó o que consideré interesante y tenía mi teléfono encima. En un mundo donde todos tenemos una cuenta en alguna red social, ya sea Facebook o Instagram por mencionar alguna, puedes capturar algo, subirlo, compartirlo y sentir esa satisfacción trivial de que a tus amigos les gusta. Sí, nuestros 15 minutos de fama que en la época de Warhol ocurrían una sola vez en la vida, ahora ocurren varias veces al día, y por eso de divertirse un rato…está cool.

Nunca será lo mismo, pero espero que mis fotos de teléfono les guste 🙂